No es cuestión de cubrir postura cuando apuestas.
Si lo haces no tiene nada de gracia el juego.
Y posiblemente termines perdiéndolo todo.
Pero hay que ser prudente y tampoco puede uno apostar a lo loco.
Puesto que jugárselo todo a Cara o Cruz no tiene sentido si quieres disfrutar de la velada.
Y darle a las cartas tampoco es que sirva de mucho.
El caso es que la incertidumbre sigue presente, aunque la mesa sea menos hostil que en anteriores ocasiones.
Y es cuestión de saber si sigues echando fichas o te retiras dignamente para casa.
Sobre todo cuando tienes aún montante que guardar en el esmóquin y no te lo has pulido todo en una apuesta que, de continuar sin resolverse, no tendría límite.
El buen jugador sabe nadar y guardar la ropa, aparte de confiar en que la intuición le indique si aún quedan jugadas ganadoras en las mesas del casino... y si merecen de verdad la pena los resultados que obtenga de ellas.
Orquidea de otoño.
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Contraria al espejismo de la felicidad
emitió un suspiro amordazado
y pugnó por saberse viva.
Desplegó temerosa los pétalos
y mientras el cielo se quebraba ...
Hace 13 años
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