domingo, 21 de noviembre de 2010

El límite de la apuesta

No es cuestión de cubrir postura cuando apuestas.

Si lo haces no tiene nada de gracia el juego.

Y posiblemente termines perdiéndolo todo.

Pero hay que ser prudente y tampoco puede uno apostar a lo loco.

Puesto que jugárselo todo a Cara o Cruz no tiene sentido si quieres disfrutar de la velada.

Y darle a las cartas tampoco es que sirva de mucho.

El caso es que la incertidumbre sigue presente, aunque la mesa sea menos hostil que en anteriores ocasiones.

Y es cuestión de saber si sigues echando fichas o te retiras dignamente para casa.

Sobre todo cuando tienes aún montante que guardar en el esmóquin y no te lo has pulido todo en una apuesta que, de continuar sin resolverse, no tendría límite.

El buen jugador sabe nadar y guardar la ropa, aparte de confiar en que la intuición le indique si aún quedan jugadas ganadoras en las mesas del casino... y si merecen de verdad la pena los resultados que obtenga de ellas.

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