miércoles, 8 de septiembre de 2010

Perfección

Vivía buscando lo perfecto. Cuanto más se empeñaba en llegar a ella, menos puras le parecían las cosas que hacía. Más insatisfacción conseguía. Más desesperación tenía.

Soñaba con la admiración de los demás. Pero no se daba cuenta de que sólo conseguía el desprecio. Y cada vez iba haciendo menos y pedía más reconocimiento por lo que había hecho hace años, ya que era incapaz de alcanzar la excelencia. Nada estaba bien hecho. Hasta que se abandonó porque no encontraba nada que le hiciera sentirse satisfecho ni le llenara ni siquiera un poquito.

Y seguía pensando en que la gente tenía que respetarle.

Y continuaba queriendo recibir admiración.

Y encima se quejaba de no recibir las loas a las que creía tener derecho.

Lo había logrado: había conseguido ser un perfecto gilipollas.

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